La insulina es una hormona secretada por el páncreas, cuya principal función es estimular a las células para que capten la glucosa que circula en el torrente sanguíneo. La secreción continua genera una concentración conocida como insulina basal, que mantiene los niveles normales de azúcar en sangre durante el período entre las comidas.

De forma adicional, cuando se consumen alimentos, se liberan cargas de insulina extra desde el páncreas para hacerle frente al aumento de glucosa proveniente de la dieta. Esto produce niveles de la hormona mayores a la insulina basal, denominada posprandial.

¿Qué importancia tiene la insulina basal?

En algunos pacientes, los valores de insulina pueden verse aumentados, predisponiéndolos al desarrollo de diabetes mellitus tipo 2. A esta situación se le conoce como resistencia a la insulina.

Por diversas causas, la concentración habitual de la hormona no es suficiente para mantener niveles adecuados de glucemia. Por ello, el páncreas intenta compensar este defecto, liberando aún más moléculas de insulina.

En cambio, en pacientes con diabetes mellitus tipo 1, el páncreas deja de producir insulina, detectándose valores disminuidos de la hormona. En estos casos es necesario implementar terapias con insulina exógena para prevenir las complicaciones de la diabetes. Es aquí que cobra importancia la insulina basal como medicamentos.

Tipos de insulina disponible

En la actualidad, existen diversas opciones de insulina disponibles, las cuales están clasificadas dependiendo de la duración del efecto que producen. La insulina de acción corta, también llamada regular, tiene análogos: lispro, aspart y glulisina. Evitan que se produzcan picos de glucosa en sangre posterior a las comidas, asemejando el efecto de la insulina posprandial.

Por su parte, las insulinas de acción intermedia (NPH) y las prolongadas (glargina, detemir y degludec) intentan mantener los valores de insulina durante los períodos de ayuno. Debido a ello, a este grupo de sustancias se les considera la insulina basal de los pacientes diabéticos. El propósito de esta terapia es permitirle a las células el ingreso constante de glucosa como fuente de energía, pero sin causar hipoglucemia.

Es importante resaltar que existen dispositivos diseñados para administrar insulina de manera continua y automática (bombas de insulina). Son aparatos de pequeño tamaño y utilizan insulina de acción rápida. Sin embargo, al proveer concentraciones constantes durante el día y la noche, suelen ser considerados como parte de la insulina basal.

Características de la insulina basal

Al ser un fármaco de acción prolongada, la insulina basal se suele indicar una o dos veces al día. La elección del horario de administración depende de las características propias de cada tipo de insulina y de los factores intrínsecos de cada paciente.

Por ello, la insulinoterapia y los ajustes de la misma siempre deben estar a cargo de un médico especialista. Mejor, con un profesional que tenga experiencia en el manejo de la diabetes mellitus.

NPH (neutral protamine Hagedorn): la insulina de acción intermedia

La insulina NPH es una suspensión blanquecina que contiene zinc y protamina. Esta última molécula retarda la absorción de la insulina, prolongando su efecto.

La duración de su acción puede extenderse hasta por 16 horas, motivo por el que suele indicarse 2 veces al día. Sin embargo, la administración nocturna no ha mostrado buenos valores de glucosa en sangre a la mañana siguiente.

Análogos de acción prolongada

Los análogos de insulina humana poseen modificaciones en algunos aminoácidos de la hormona, lo que produce un efecto prolongado. Por lo general, no presentan un pico máximo de acción, reduciendo así el riesgo de hipoglucemia.

Las características más relevantes se describen a continuación:

  • La insulina glargina se encuentra disuelta en un medio ácido, dándole un aspecto cristalino, como el de la insulina regular. La administración subcutánea provee una concentración de insulina basal adecuada, por lo que puede indicarse una sola vez al día. No debe mezclarse con otros tipos de insulina.
  • Detemir es una insulina que tiene un ácido graso en una de sus cadenas. Dicha molécula se une a las proteínas de la sangre cuando se absorbe, prolongando su acción. Tiene la ventaja de producir menos hipoglucemia que la glargina. Por lo general, se debe administrar 2 veces al día.
  • La insulina degludec, por su parte, al ser inyectada en el tejido subcutáneo, crea moléculas de gran tamaño que van disociándose de forma lenta, produciendo un efecto prolongado. Además, se une también a la albúmina, retardando su efecto. Puede indicarse una sola vez al día.

Terapia con insulina: lo que debes saber

En términos generales, cerca del 50 % de la dosis diaria de insulina en un paciente con diabetes tipo 1 debe ser administrada como insulina basal, mientras que el otro 50 % debe cubrir las comidas. No obstante, hay que tomar algunos factores en consideración. El principal objetivo es mantener niveles de glucemia adecuados.

Del mismo modo, el cálculo de la dosis diaria aconsejada por la American Diabetes Association (ADA) oscila entre 0,4 y 1 unidad internacional (UI) por cada kilogramo de peso del paciente. La elección de la dosis también es individualizada, puesto que depende de la edad y la presencia de alguna condición asociada.

En aquellos pacientes con diabetes mellitus tipo 2 a los que se les indica insulinoterapia, la ADA aconseja que los requerimientos de la hormona sean cubiertos con la insulina basal asociada a un hipoglucemiante oral. En estas personas, la dosis se estima entre 0,1 y 0,2 UI por kilogramo de peso al día.

Factores importantes a considerar con la insulina basal

La vía de administración de la insulina es subcutánea, requiriendo múltiples inyecciones durante el tratamiento. El sitio de preferencia es el tejido adiposo del abdomen, pero también son adecuados los muslos, los glúteos y los brazos.

Es importante cambiar la localización con frecuencia para evitar el desarrollo de lipohipertrofia. Del mismo modo, se deben utilizar agujas especiales de insulina, las cuales son cortas, con el fin de evitar la administración intramuscular.

Por otro lado, hay que estimular mejoras en el estilo de vida del paciente. Incorporar una dieta balanceada con asesoramiento nutricional adecuado y ejercitarse de forma regular han demostrado tener un efecto positivo sobre el control glucémico.

¿Cómo es el seguimiento de los pacientes con insulinoterapia?

Los pacientes diabéticos deben recibir educación sobre su condición, de forma que tengan la capacidad de participar activamente en su tratamiento. El control de la glucemia capilar es un recurso indispensable, ya que permite un seguimiento cercano, en tiempo real, del efecto de la insulina en el paciente.

Asimismo, la detección regular de hemoglobina glicosilada sirve para evaluar la efectividad del tratamiento con insulina a mediano plazo. Hoy por hoy es un método imprescindible para decidir mantener o modificar el esquema terapéutico.

 

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