Una de las grandes luchas a las que se enfrenta el campo de la medicina desde hace décadas, es la de encontrar un tratamiento esclerosis múltiple. Recientemente, la ciencia ha dado un paso más para cumplir este propósito con un nuevo estudio que indica que un tratamiento neuroprotector adaptado a cada problema puede ser más efectivo que uno no específico.

¿Qué es la esclerosis múltiple?

La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica del sistema nervioso central cuyas causas aún no han  sido exactamente determinadas, aunque algunos expertos opinan que puede originarse por problemas autoinmunes.  Suele presentarse entre los 20 y los 40 años de edad, con mayor frecuencia en las mujeres, y provoca graves síntomas en el organismo.

Tiene lugar cuando el sistema inmunitario ataca a la mielina, una sustancia que protege a los axones y favorece la comunicación de las neuronas con el sistema nervioso. Esto origina una serie de trastornos como la pérdida de la memoria, fallos en la coordinación, dificultad del control muscular y problemas en la visión, entre otros. En cada caso se manifiestan de diferente manera.

Mejor tratamiento para esclerosis múltiple

Se veían la luz las conclusiones de una nueva investigación, llevada a cabo por un grupo de científicos del Departamento de Neurología de la Universidad de California, en Los Ángeles. Sus conclusiones han sido publicadas en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, y suponen un importante paso en la lucha contra esta enfermedad degenerativa.

Para realizar su estudio, los científicos evaluaron los astrocitos del cerebro y la médula espinal, pues estas células intervienen en el desarrollo de la enfermedad. Utilizaron ratones para analizar la expresión genética de dichas células, examinando las que participan en los distintos procesos cognitivos: la vista, la coordinación, etc.

Compararon su funcionamiento en las diferentes regiones que corresponden a determinadas discapacidades. Con ello, encontraron una disminución en la expresión de genes de síntesis de colesterol, que juega un papel importante en la fabricación de la mielina.

Así, los científicos descubrieron que, si bien los procesos inflamatorios provocan una pérdida de la mielina, es la disminución en la expresión del gen de la síntesis del colesterol en los astrocitos, lo que explica que las lesiones no se recompongan en los pacientes con esclerosis múltiple. Con base en esto, trataron a ratones afectados con esta enfermedad con un fármaco que aumentaba la expresión en genes de síntesis de colesterol, con lo que mejoraron su capacidad para caminar.

Conclusiones sobre último avance en esclerosis múltiple

Este proceso ha llevado a los investigadores a pensar que un tratamiento neuroprotector adaptado a cada discapacidad puede ser más eficaz en conjunto que uno no específico. Reparar los daños causados en cada discapacidad por separado resulta, en su opinión, más beneficioso que tratar de abordar todos con un único tratamiento.

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