Tenemos cartílagos en varias partes del cuerpo; en la nariz, dentro del oído, hasta en los bronquios. Sigue leyendo y te contamos más sobre estos tejidos.

De acuerdo con diferentes características —en relación con su composición— se considera que hay tres tipos de cartílago; hialino, elástico y fibroso. Estos tienen algunos aspectos en común, como el hecho de que constituyen una forma especial de tejido conectivo.

Además, son firmes, flexibles y están distribuidos en varias partes del cuerpo; desde los huesos, pasando por la nariz, las orejas, la tráquea, entre otras. Sus funciones son variadas; por ejemplo, en las articulaciones ayudan a evitar el roce entre las piezas óseas y a resistir los impactos. ¿Quieres saber más al respecto?

¿Qué son los cartílagos?

En el cuerpo hay diversas clases de tejidos. Uno de estos es el llamado «tejido conectivo», que cumple funciones relevantes como dar estructura, sostén y protección a otros tejidos y órganos; además de almacenar y ayudar en el transporte de diversas sustancias.

A su vez, dentro de los conectivos se encuentran la sangre, la linfa, el tejido adiposo, los cartílagos y los huesos. Los dos últimos conforman el sistema osteoarticular; y aunque están relacionados y tienen funciones similares, también se diferencian en varias de ellas.

Es interesante señalar que, en el feto, la mayoría de los huesos grandes se forman primero como cartílago. Luego, se sustituyen, a través de un proceso conocido como osificación endocondral.

A menudo, el cartílago se encuentra en las articulaciones, aunque no de manera exclusiva, ya que también hay en las orejas, la nariz, la tráquea y otras zonas del cuerpo.

Este tejido conectivo especializado está constituido por una matriz extracelular, en su mayor parte (95 %). La misma está conformada por varios tipos de colágeno así como por ácido hialurónico. En menor medida, se encuentran diferentes células, como las siguientes:

  • Fibrocitos.
  • Fibroblastos.
  • Condroblastos.
  • Condrocitos.

Estas últimas tienen la función de realizar la síntesis de las fibras de colágeno. Por último, están l os proteoglicanos, moléculas de la matriz extracelular que contienen proteínas y polisacáridos, y son responsables de la compresibilidad del cartílago.

Características del tejido cartilaginoso

El cartílago presenta algunas características propias que le permiten diferenciarse de otros tejidos conectivos. Entre estas se destacan las siguientes:

  • Dentro del mismo, hay unos espacios denominados condroblastos o lagunas, donde se ubican los condrocitos.
  • Los condrocitos son células maduras y los condroblastos inmaduras.
  • El cartílago no posee terminaciones nerviosas ni vasos sanguíneos.
  • Por lo anterior, no suelen tener color ni sensibilidad.
  • Sus células se nutren a través de un proceso de difusión pasiva, mediante la matriz.

Funciones del cartílago

En primer lugar, el cartílago se sitúa sobre las superficies articulares de los huesos y, entre los mismos, es decir, en las articulaciones. De este modo, permite la movilidad, a la vez que actúa de amortiguador para resistir las fuerzas que se ejercen sobre el cuerpo.

En función de ello, sobre el cartílago se deposita el líquido sinovial, que actúa como un lubricante para reducir la fricción en las articulaciones que permiten el movimiento.

Por otra parte, puede estar entre dos huesos, sin que se trate de una articulación propiamente. Por ejemplo, en el esternón y las costillas. En este caso, actúa más bien a manera de un medio de fijación.

Para terminar, tenemos cartílagos como los de las orejas y el tabique nasal, que sirven para dar forma a estas estructuras; así como el de la tráquea, que constituye un refuerzo de la misma.

Distintos tipos de cartílago

De acuerdo a sus características y funciones, tenemos distintos tipos de cartílago; hialino, elástico y fibroso. Veamos cada uno de ellos con más detalle.

1. Hialino

El hialino se considera el más abundante del organismo. Este tipo de cartílago está presente en los extremos articulares de los huesos más grandes y de las costillas, así como en la nariz, la tráquea, la laringe y hasta los bronquios.

Consta de pocas fibras y está recubierto por una vaina de tejido conjuntivo; el pericondrio. Sin embargo, no hay pericondrio en la epífisis o cabeza de los huesos largos.

Sus condrocitos están organizados en conjuntos, llamados grupos «isógenos» o «isogénicos». Puesto que carecen de irrigación sanguínea, estos se nutren a través del líquido sinovial.

El cartílago hialino contiene varias clases de colágeno, aunque en su matriz predominan del tipo II. También cuenta con proteoglucanos y otras proteínas no colágenas. Su aspecto es blanquecino, con zonas pigmentadas, alrededor de las lagunas, en las que predominan los proteoglucanos.

2. Elástico

Tal y como su nombre lo da a entender, se caracteriza por su flexibilidad. Esto se debe a la elastina y a ciertas fibras, así como a las láminas trenzadas, de material elástico. Asimismo, cuenta con colágeno tipo II.

Se encuentra en diversas partes del cuerpo, como las siguientes:

  • Epiglotis.
  • Laringe (cartílago cuneiforme).
  • Trompa de Eustaquio.
  • Pabellón auricular.
  • Paredes del conducto auditivo.

Al igual que el tipo de cartílago antes descrito, carece de irrigación y también tiene un recubrimiento (pericondrio). No obstante, a diferencia de aquel, en el elástico hay un mayor número de grupos isogénicos y su coloración es moderadamente amarillenta.

3. Fibroso

El fibroso también es llamado «fibrocartílago». Contiene colágeno tipo I. Por lo general, es avascular. Sin embargo, en algunos cartílagos de esta clase sí hay irrigación sanguínea.

Sus condrocitos se organizan formando filas paralelas entre los haces de colágeno. Y las fibras en la matriz son más densas, por lo que puede soportar mayores fuerzas de tracción.

Debido a esto, funciona como un dispositivo de amortiguación y resistencia contra la compresión. Así, modera el estiramiento y ayuda a evitar posibles desgarros.

Estructuralmente, es una combinación de los otros dos tipos.  No obstante, el cartílago fibroso carece de pericondrio. Está presente en distintas partes del cuerpo, tales como:

  • Inserción de los tendones en los huesos.
  • Meniscos de las rodillas.
  • Discos de las vertebras.
  • Articulaciones esternoclaviculares y temporomandibulares.
  • Complejo fibrocartilaginoso triangular de la muñeca.
  • Sínfisis púbica.

Afecciones y enfermedades de los cartílagos

Los distintos tipos de cartílago pueden verse afectados por lesiones o diversas enfermedades que causan dolor e inflamación, así como deformidad y limitaciones de la movilidad.

En los deportes y la actividad física en general (incluyendo la danza), no son extrañas las lesiones en las que se pueden producir roturas de ligamentos y otros daños articulares.

Asimismo, hay enfermedades como la artrosis, en las que se produce una degeneración del tejido flexible de la articulación, hasta el punto que puede causar roces entre los huesos.

Estos daños suelen ser una consecuencia de la degeneración propia de la edad. No obstante, casos como el de la artritis pueden estar causados por una reacción del sistema inmunitario en la que el cuerpo ataca sus propios tejidos.

La salud de los cartílagos

Es posible prevenir algunas afecciones de los cartílagos, aunque no en todos los casos. Evitar movimientos bruscos y repetitivos es una de las medidas más importantes, sobre todo al hacer ejercicios o deportes.

Por otra parte, hay alimentos que ayudan a cuidar estas estructuras, como los que son abundantes en vitamina C, colágeno y omega 3. Algunos ejemplos son los huevos, los pescados, los lácteos y los frutos secos.

En última instancia, se deben tomar precauciones con respecto a ciertos factores de riesgo, como el exceso de actividad física, la obesidad, el estrés o la mala alimentación. Estos no solo comprometen la salud de los cartílagos, sino de las articulaciones en general.

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