¿Lo conoces todo acerca del sarampión? Ante el notable crecimiento de casos de esta afección en España, pasando de los 35 en 2016 a los 160 en 2017, y en el resto de Europa, ofrecemos una amplia información para conocer un poco más en detalle esta enfermedad.

¿Qué es el sarampión?

Una de las erupciones cutáneas habituales que se presentan durante la infancia, acompañada de fiebre, conjuntivitis, rinitis o tos es lo que supone una afección como el sarampión.

Desde el punto de vista clínico, el sarampión se divide en tres períodos en función de sus principales síntomas. Así, por ejemplo, se encuentra el período de incubación que dura, aproximadamente entre 10 y 14 días, y es el que suele producirse entre el momento de la infección y aparición de la fiebre.

La siguiente fase es el conocido como período invasivo, cuyo principal síntoma es la aparición de fiebre elevada durante los tres o cinco primeros días. Al mismo tiempo se manifiestan las llamadas manchas de Koplik de color blanquecino sobre base eritematosa (parecidas a las salpicaduras de sal). Finalmente, se podría señalar el llamado período exantemático, que se inicia a partir de las dos semanas de contagio, cursando con la aparición de un exantema de color rojo violáceo, que primeramente se inicia en la cabeza, más concretamente detrás de las orejas, y se va extendiendo a lo largo del cuerpo.

El sarampión en adultos

A pesar de que normalmente se asocia el sarampión en la infancia, los adultos también pueden contraerlo. El plazo de incubación de esta afección suele abarcar de 7 a 15 días aproximadamente

Síntomas

Uno de los síntomas más comunes es la mencionada erupción, que se presenta tres o cinco días después de de la exposición de la persona al virus. Se estima que las primeras manchas grandes y planas se presentan en la cara o alrededor de la línea del cuello. Tales manchas cutáneas se extenderán. En estos casos, resulta evitar rascarse para no propagar la acción del virus.

También pueden surgir síntomas de afección en nariz, boca y garganta, además de que sea posible la aparición de dolor de garganta de manera recurrente o tos seca

Igualmente, se podrían encontrar síntomas similares a la gripe como puede ser, por ejemplo, la fiebre de altas temperaturas, así como la fatiga y los dolores musculares, especialmente una vez se han desarrollado las erupciones en la piel. Además de esto último también se podrían señalar dolores de cabeza o alteraciones en el sueño y el propio apetito.

Inmediatamente después de sufrir sarampión comienza a acumularse moco en abundancia, a veces con pus.

Tratamiento

El tratamiento sintomático del sarampión puede requerir el uso de antibióticos, aunque en los casos más graves el médico puede precisar el uso de corticoides. Para controlar y mitigar los síntomas como pueda ser la tos o la fiebre, se hace uso de los antitérmicos, antitusígenos o analgésicos.

La vacuna contra el virus del sarampión, que en España se administra desde el año 1978 ha logrado reducir de manera significativa los efectos de la enfermedad. Las muertes por sarampión, de hecho, han disminuido de forma notable hasta un 75% entre 2000 y 2013.

La vacuna del sarampión, tal y como afirma la Organización Mundial de la Salud, se administrará en las dosis justas junto a las pertenecientes a las enfermedades víricas como la rubéola y las paperas.

 

Complicaciones del sarampión en adultos

Las complicaciones pueden producirse en los adultos mayores de 20 años, así como en los menores de 5 años. Las más comunes son, por ejemplo, las infecciones de oído o la diarrea. Otras complicaciones de carácter más grave pueden ser la neumonía (infección en los pulmones) o encefalitis (inflamación del cerebro).

El sarampión, por otro lado, también puede hacer que una mujer embarazada dé a luz de manera prematura o tenga un bebé con bajo peso a la hora de nacer.

El sarampión en niños

Con mayor frecuencia, el sarampión afecta a niños menores de cinco años. Esta afección suele transmitirse por gotitas en el aire, emitidas al medio ambiente como resultado de la tos como principal medio de comunicación.

Por su parte, un bebé recién nacido se muestra inmune al sarampión que se transmite por la madre. Su sistema inmunológico lo protegerá durante los tres primeros meses de vida.

Síntomas

Algunos síntomas del sarampión en los niños son los siguientes:

Erupciones cutáneas en todo el cuerpo, así como un incremento de la temperatura corporal  hasta los 39 grados.

-A partir de esta primera fase, el menor comenzará a toser, estornudar y todo ello acompañado de moco y pus.

-Más allá de la tos, la secreción nasal, fiebre alta y ojos rojos, uno de los síntomas más característicos del sarampión son las llamadas manchas de Koplik, de tamaño diminuto y colo rojizo con la parte central de color blanco o azulado, que aparecen en el interior de la boca.

La erupción del sarampión tiene un aspecto parcheado y de tonalidad rojiza. En primer lugar, suele aparecer en la frente, extendiéndose posteriormente por toda la cara, el cuello y, después, por el resto del cuerpo hasta los brazos y los pies.

Tratamiento

Para aliviar los síntomas de la fiebre se puede aplicar un tratamiento a base de paracetamol o ibuprofeno. Para los menores hemos de evitar el uso de la aspirina, dado que podría provocar una enfermedad rara conocida como síndrome de Reye.

Para la conjuntivitis, por otro lado, es aconsejable hacer uso de un serum fisiológico. Igualmente, para evitar el contagio, se aconseja adoptar medidas de higiene. Una de las mejores formas de protegerse contra el sarampión es la vacuna, indicada para todos los niños dentro del calendario de vacunación infantil. El calendario vacunal vigente recomienda la vacunación en forma de triple vírica, constituida por sarampión, rubéola o parotiditis a los 12 meses y los cuatro años de edad. Aunque, en estos momentos, existen la opción de las monovalentes o triple víricas.

Repunte del sarampión en Europa

Esta enfermedad, caracterizada por la facilidad de contagio, sigue afectando a numerosos países europeos tal y como afirman en la Organización Mundial de la Salud (OMS), registrando un aumento considerable en el año 2017, lo que supone alrededor de 21.315 casos frente a los 5.273 del año anterior.

De todos estos países, Rumanía es el que presenta mayor número de afectados, cifrándose en los nada desdeñables 5.562 casos, seguido muy de cerca por Italia con 5006 o Ucrania con 4.767. Diversos estudios realizados al respecto, determinan que este aumento puede deberse a los recortes sufridos en los últimos años durante las campañas de vacunación.

 

Junto a estos últimos, también se detectaron bastantes casos en Alemania con 927, así como en Serbia (702), Tajikistán (649) y Francia (520). España no figura en el listado de países más afectados por el sarampión.

La OMS no duda en afirmar que una persona infectada puede contagiar hasta 100 personas de su entorno, siendo la mejor protección la propia vacunación. Igualmente, desde esta organización se advierte de que se están tomando medidas para frenar los brotes actuales y evitar los que puedan llegar. Además de acercar información a la población y sensibilizar a la opinión pública, se está facilitando el acceso a las vacunas y mejorando el soporte a nivel logístico.

La vacuna del sarampión

Tal y como se especificaba en líneas anteriores, uno de los mejores medios de protección contra el sarampión es la vacunación. Las autoridades sanitarias advierten, ante el brote de esta enfermedad en diferentes países europeos, que si se ha estado con una persona afectada por el sarampión será necesario vacunarse en un plazo de 72 horas como medida preventiva.

En Europa, la vacuna se administra a través de lo que se conoce como triple vírica (SRP) antes mencionada, y que va asociada a los componentes de las paperas (parotiditis) y la rubeola. La recomendación de la vacuna es universal, más concretamente, con dos dosis de triple vírica separadas entre sí, al menos, un mes. La primera dosis debe administrarse una vez cumplidos los 12 meses de edad, pues si se recibe antes no se considera válida. Los adultos, por su parte, pueden estar inmunizados de manera natural por haber pasado la enfermedad.

Esta vacuna se inyecta por vía subcutánea en el brazo o en el muslo. Puede administrarse el mismo día que se reciben otras vacunas diferentes. La única excepción la encontramos representada en la vacuna de la varicela, que si no se pone de manera simultánea con la triple vírica, deberá espaciarse, al menos, un mes.

Los efectos adversos son muy poco frecuentes o leves. Podría darse fiebre moderada con o sin sarpullido, entre 5 y 15 días después de la vacunación. La triple vírica estará contraindicada si se ha tenido una reacción alérgica grave con la dosis anterior o con algunos de los componentes de la vacuna, como es el caso de la gelatina o los antibióticos que a veces contiene para evitar la contaminación.

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