La litotricia es un procedimiento que ayuda a fragmentar los cálculos renales para expulsarlos con la orina. Es un tratamiento que se emplea de forma muy frecuente. Es una de las opciones terapéuticas frente a los cálculos renales (también llamados litos). Los mismos son depósitos duros de minerales y sales que se forman dentro de los riñones.
El problema es que, cuando estos cálculos se desplazan a través de las vías urinarias y las distienden, provocan mucho dolor. También se asocian a obstrucción de las mismas. Con la litotricia se pretende fragmentar estos cálculos.
La idea es que el paciente consiga expulsarlos con mayor facilidad. Existen diferentes formas de realizar la técnica y ciertos aspectos importantes a tener en cuenta antes de emplearla. Por ello, en este artículo te explicamos todo lo que debes saber.
¿Cómo funciona la litotricia?
La litotricia, como hemos señalado en la introducción, es un procedimiento médico que se utiliza para tratar los cálculos en el riñón. Los cálculos renales son una condición con alta prevalencia en la población general. Por ello, la litotricia se ha convertido en una técnica muy empleada y de gran utilidad. Consiste en fragmentar los cálculos en el riñón o a lo largo de la vía urinaria para que sea más fácil expulsarlos con la orina.
Para ello se utilizan ondas de choque o un láser de forma extracorpórea y no invasiva. El aparato que se emplea recibe el nombre de litotriptor, en el caso de las ondas de choque. Se trata de un procedimiento que no produce dolor y que tampoco requiere manipulación del paciente.
Tanto es así, que se suele realizar de forma ambulatoria y sin anestesia. Para localizar la posición exacta de los cálculos se emplean otras pruebas complementarias, como la ecografía y la radiografía.
Tipos de litotricia
Existen diferentes modalidades de litotricia. Los dos tipos principales son la litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC) y la litotricia con láser (FURSL).
Ambas técnicas ayudan a fragmentar los cálculos dentro de la vía renal. No obstante, es importante conocerlas para saber cuál está más indicada en función de las condiciones de salud del paciente. También influye el número y el tipo de litos que se presenten.
Litotricia extracorpórea por ondas de choque
La litotricia extracorpórea por ondas de choque, como su propio nombre indica, utiliza ondas de choque para descomponer los cálculos. La máquina que se emplea se llama litotriptor. Se encarga de dirigir ondas al punto en el que se localizan las piedras.
Lo beneficioso es que dichas ondas solo afectan a los cálculos. Es decir, no dañan la piel, los músculos ni ningún otro tejido. Se tarda aproximadamente una hora en realizar el procedimiento.
Litotricia con láser
La litotricia con láser consiste en introducir un pequeño tubo flexible a través de las vías urinarias, llamado endoscopio. El mismo porta una cámara en su extremo que permite ver el interior de los conductos.
Cuando se localiza el cálculo, se emplea un láser directamente sobre el lito, lo que consigue descomponerlo en fragmentos. Esta técnica es más corta que la litotricia extracorpórea con ondas de choque, ya que dura media hora.
No obstante, el hecho de tener que introducir los instrumentos puede generar más incomodidad o molestias en el paciente. Al igual que en la anterior, la persona podrá irse a casa en el mismo día del procedimiento.
¿Cómo de efectiva es la litotricia?
La litotricia es una técnica muy empleada, debido a que se considera segura y efectiva. Según explica un estudio publicado en Oman Medical Journal, la tasa de éxito se sitúa alrededor del 88 % de los casos en el uréter. En los cálculos renales el porcentaje es algo menor, pero también muy elevado (74 %).
No obstante, es posible que en algunas ocasiones los fragmentos sigan siendo demasiado grandes como para poder expulsarlos. Bajo estas circunstancias se puede volver a repetir el procedimiento si es necesario.
Preparación para el procedimiento
Antes de realizar una litotricia es importante que el médico conozca el historial del paciente, sus tratamientos y sus antecedentes. Además, se suelen realizar una serie de pruebas complementarias. La idea es tratar de ubicar los cálculos y conocer sus dimensiones antes de fragmentarlos.
Para ello se puede realizar un pielograma intravenoso. Es una prueba similar a la radiografía que emplea un tinte para localizar los cálculos. También se prescriben ecografías.
Los días previos a la litotricia puede ser necesario dejar de tomar ciertos fármacos. En concreto, los medicamentos anticoagulantes, ya que aumentan el riesgo de sangrado al expulsar los cálculos.
La anestesia general no siempre es necesaria. De hecho, hay muchas ocasiones en las que este procedimiento se realiza con anestesia local o regional y de forma ambulatoria. No obstante, algunos pacientes se quedan hospitalizados para vigilar la posibilidad de que aparezcan complicaciones.
¿Cómo es la intervención?
Los dos tipos de litotricia son similares, pero tienen diferencias importantes. En ambas el paciente suele estar tumbado, con o sin anestesia. El procedimiento en sí no es doloroso, pero la expulsión de los fragmentos sí.
Incluso, puede ser que alguno de los fragmentos provoque un bloqueo en la vía urinaria. En estos casos es necesario realizar una endoscopia a través del uréter para retirarlo. Además, es conveniente mencionar que, aunque sea menos frecuente, puede aparecer sangrado, fiebre o incluso infección.
Recuperación tras una litotricia
Tras la intervención, suele ser necesario que el paciente permanezca reposando en el hospital durante al menos una hora. Este tiempo puede alargarse si se ha empleado anestesia. Hay que comprobar que la persona está estable y no aparece ninguna complicación.
En los días posteriores, si se ha utilizado litotricia extracorpórea con ondas de choque, el paciente puede volver al trabajo. Cuando se realiza por láser, la recuperación es más lenta. Esto se debe a que el procedimiento con el endoscopio es invasivo.
Como ya hemos señalado, es probable que aparezca dolor o sangre en la orina tras la intervención. También son frecuentes los hematomas en la piel, en la zona donde han incidido las ondas de choque. Por eso se recomienda descansar, tomar analgésicos y consultar ante cualquier problema o signo de alarma.
Estilo de vida y prevención
Lo cierto es que los cálculos renales pueden estar provocados por múltiples causas. Hay ciertos factores que influyen en su aparición. La incidencia es muy alta.
Uno de los hábitos que puede ayudar a disminuir su aparición es beber más líquido. Del mismo modo, se intenta modificar características dietéticas de las personas que los sufren con frecuencia.
Por ejemplo, se recomienda comer menos proteínas de origen animal y limitar el sodio. De cualquier forma, es el médico el que debe realizar una recomendación en función de cada paciente y de las causas de los cálculos.
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