La inflamación de las cuerdas vocales causa cambios en la voz y dolor. En ocasiones es de origen infeccioso, pero a veces es el resultado de un sobreesfuerzo de la voz. Cuando tenemos las cuerdas vocales inflamadas se nos pone la voz rara y una molestia particular en el cuello nos avisa que algo está mal. En invierno, lo asociamos a las salidas al frío y a los cambios de temperatura. Sin embargo, también hay patologías laborales detrás del trastorno.

Las cuerdas vocales son músculos, en realidad, muy pequeños, que se ubican en la laringe. Por allí pasa el aire para que articulemos la voz, debido a las vibraciones que estas fibras experimentan. Cuando el líquido inflamatorio se acumula en la región, es lógico pensar que no hablaremos igual.

Causas de las cuerdas vocales inflamadas

Las cuerdas vocales pueden inflamarse en sí mismas, en toda su extensión o como consecuencia de un proceso de crecimiento en su superficie. Aunque más en profundidad, diríamos que las causas pueden ser infecciosas o no infecciosas.

Entre los agentes infecciosos tenemos los virus y las bacterias. Las laringitis de este origen tienen su pico de aparición en el otoño y el invierno, cuando las bajas temperaturas favorecen la propagación de partículas virales y de microorganismos que colonizan la zona anatómica.

Para defenderse, el sistema inmune moviliza glóbulos blancos e inmunoglobulinas a la región, lo que aumenta el flujo de líquidos que, ante la delgadez de las cuerdas, las hacen colapsar. De este modo, su funcionalidad se ve reducida mientras continúe el proceso.

Las laringitis infecciosas pueden durar hasta 3 semanas, muchas veces ya sin la presencia del agente inicial. Esto es porque la reacción inmune se prolonga en el tiempo y la inflamación persiste, a pesar de la ausencia de lo que la originó.

En el otro extremo, las formas no infecciosas de la laringitis tienen orígenes profesionales, sobre todo. Docentes, profesores y oradores saben bien que el poco cuidado de la voz y el sobreesfuerzo de la misma, conllevan la aparición de nódulos y pólipos.

Las cuerdas vocales inflamadas en el ámbito laboral son un tema de estudio para la medicina legal. Se consideran consecuencia de la falta de prevención en espacios de trabajo, en particular en las escuelas.

Ante la utilización excesiva, por largos períodos de tiempo, sin descanso, sin hidratación y a altos niveles sonoros, los músculos pequeños de la laringe acumulan líquido por el rozamiento entre sí. Si se repite la práctica, el resultado es la cronicidad.

Síntomas de la laringitis

Al hablar de laringitis o de cuerdas vocales inflamadas, lo primero que reconocemos es la alteración de la voz. Aún así, como veremos a continuación, no se trata del único signo del problema.

Los cambios en la voz tienen tamices. Algunas personas disminuyen su volumen, aún queriendo gritar o intentando incrementar el tono. Para otros hay pérdida completa, en el cuadro que llamaríamos afonía.

Los dolores no son infrecuentes. A veces se confunden con una faringitis, más superior; o con una dificultad para tragar que se asocia por error al esófago. La laringitis duele de manera insidiosa y repetitiva, a toda hora, complicando la tarea de descansar y de dormir.

Tal es así que los ronquidos son parte del espectro de presentación de las cuerdas vocales inflamadas. En personas con sobrepeso esto se hace más evidente, ya que, al encontrarse horizontales, el peso del cuello presiona más la laringe e interrumpe el pasaje de aire.

La parálisis de las cuerdas vocales por inflamación es la forma más grave del trastorno. Al tratarse de músculos, los mismos pueden agotarse por el esfuerzo desmedido. Incluso, pueden perder su tono muscular característico.

¿Cómo tratar las cuerdas vocales inflamadas?

El tratamiento de la patología dependerá de la causa. No es lo mismo una laringitis viral que un pólipo en las cuerdas por enfermedad profesional. Del mismo modo, es diferente el abordaje a largo plazo de una persona con disfonía crónica que la afonía por una infección que se resolverá en pocos días.

Analicemos en las enfermedades más frecuentes, qué se puede hacer y cómo:

  • Laringitis virósica: esta es la infección más habitual de las cuerdas vocales. No hay tratamiento específico, ya que los antibióticos son en vano. Se procura descansar la voz y esperar la recuperación. A veces se requieren antiinflamatorios para calmar el dolor y ayudar a fluidificar las secreciones. Los antitusígenos no se recomiendan, puesto que no generan ningún beneficio.
  • Nódulos y pólipos: estos sobre crecimientos en la cuerda vocal se abordan con un estudio que también puede ser terapéutico, como la laringoscopía. Se introduce un dispositivo por la nariz, el cual porta una cámara y herramientas de trabajo quirúrgico. Si es necesario, se incide para retirarlos, y si no corresponde, se propone una tarea de rehabilitación con fonoaudiólogos.
  • Cáncer de laringe: el plan de abordaje oncológico para esta patología se determina por la clasificación de severidad y estadios. Esto determinará si habrá cirugía, radioterapia, quimioterapia o una combinación de todas ellas.

¿Cuándo consultar ante la presencia de alteraciones de la voz?

Las cuerdas vocales son órganos delicados. Su cuidado es fundamental porque la voz nos permite comunicarnos con los otros en un nivel de expresión que se resiente si no lo poseemos o lo perdemos.

Ante disfonía, afonía o dolor de garganta, conviene consultar. Si es una laringitis viral, se nos indicarán tratamientos conservadores y reposo para esperar. Si hay sospecha de nódulos o pólipos, el otorrinolaringólogo nos realizará un procedimiento invasivo para ver en vivo y en directo qué sucede allí dentro. Será rápido y nos pondrá más cerca del diagnóstico.

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