Los ojos son una de los órganos más sensibles del cuerpo y como tal a veces sufren la rotura de pequeños vasos sanguíneos. Es a lo que llamamos un derrame ocular. Cualquier lesión puede derivar en dichas hemorragias y, en consecuencia, el ojo se tornará de un rojo más o menos intenso.
En función de la causa que haya provocado el derrame y el tipo de hemorragia que sea, podemos encontrar diferentes síntomas. Es más, en ocasiones podemos encontrarnos con el ojo rojo y no conocer el origen. No obstante, es de vital importancia que prestemos atención a determinadas señales con el fin de discernir si es necesaria la atención médica; y es que hay casos en los que la persona afectada podría perder la visión.
Síntomas del derrame ocular según su tipo
Hay varios tipos de derrames oculares y según cuál sea sus síntomas son diferentes. Estos son los principales síntomas:
Hemorragias subconjuntivales: En el ojo se apreciará una mancha roja cuyo tamaño puede ser muy pequeña o tan grande como para ocupar todo el ojo, concretamente la esclerótica, que es el área blanca del ojo. Por lo general este tipo de derrames no son dolorosos y uno no se da cuenta de que lo tiene si no se mira en el espejo o alguien le señala la rojez de su ojo. A veces sí que se siente cierta molestia, una sensación de sequedad o de tener algo dentro del ojo. No obstante, desaparece en cuestión de días.
Hemorragias en la córnea: Este tipo de derrames oculares sí que revisten gravedad y no siempre son perceptibles, sobre todo si el iris es oscuro. El dolor es evidente y constante y la sensación será como de presión. Además, se observarán otros síntomas como sensibilidad a la luz, visión borrosa e incluso hinchazón en el iris y al pupila.
Pese a todos estos síntomas, no siempre somos capaces de detectar que estamos teniendo una hemorragia en la córnea. Un derrame subconjuntival no requiere de ningún tratamiento médico, ya que la sangre irá desapareciendo poco a poco. Durante este proceso el ojo podría amarillearse débilmente, pero no hay que preocuparse por ello. Por otro lado, la hemorragia corneal necesita una atención más profunda, puesto que de no emplear los tratamientos adecuados se podría llegar a perder el ojo.
Si creemos que estamos teniendo este tipo de hemorragias, tendremos que ir al médico inmediatamente para que nos indique qué acciones debemos llevar a cabo. A menudo tienen que ver con mantener el ojo cerrado con parches y gasas, siempre sin ejercer presión; y mantener la cabeza elevada al acostarse, de manera que se favorezca el drenaje de la sangre. Habitualmente la afección desaparece de manera espontánea, pero si es muy grave se necesitará extraer la sangre quirúrgicamente.
¿Cómo evitar el derrame ocular?
Con más frecuencia de lo que imaginamos es la negligencia la que produce estos derrames oculares. No utilizamos gafas de seguridad para protegernos, practicamos deportes de contacto sin precaución alguna… La única forma de evitarlo es ser cuidadosos con nuestros ojos y cuidarlos como el gran tesoro que son y si notamos los síntomas que hemos señalado debemos acudir al médico.
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