La trombocitopenia es un trastorno hematológico en el que el recuento de plaquetas está bajo. Hasta hace poco, el tratamiento consistía en suprimir el sistema inmunitario del paciente, pero ahora hay nuevas alternativas.

Las plaquetas o trombocitos forman parte de los componentes que circulan en la sangre. Estos elementos se forman en la médula ósea, a partir de una célula de gran tamaño: el megacariocito. Desde allí, se liberan al torrente sanguíneo, donde ayudan a detener las hemorragias. En este artículo abordaremos el tratamiento de la trombocitopenia, una condición en la que la concentración de plaquetas está disminuida.

¿Por qué es importante el recuento de trombocitos?

La principal función de las plaquetas es participar en la hemostasia, es decir, la coagulación. Esto lo hacen al permitir que se unan unos trombocitos a otros, adhiriéndose al vaso sanguíneo lesionado.

De esta manera, se conforma un coágulo que evita que la sangre escape. Es por ello que la concentración plaquetaria debe permanecer dentro de un rango establecido y normal.

Un exceso de estos elementos en la circulación es un factor de riesgo para que se produzca un evento trombótico. Por el contrario, una disminución en el recuento de plaquetas conlleva una mayor vulnerabilidad a sufrir sangrados. Este riesgo aumenta mientras más bajo sea el número de plaquetas en la sangre.

¿Qué es la trombocitopenia?

Aunque el límite inferior para la concentración plaquetaria suele rondar los 150 000 000 000 trombocitos/L, se considera trombocitopenia a una cifra menor de 100 000 000 000 plaquetas/L. O lo que es igual: menos de 150 000 plaquetas por microlitro de sangre.

Existen diversas afecciones que causan un recuento bajo de trombocitos. No obstante, la más frecuente resulta de un trastorno de origen autoinmunitario.

Es por esta razón que el término trombocitopenia se usa casi como un sinónimo de la trombocitopenia inmune. Este trastorno hematológico era conocido como púrpura trombocitopénica idiopática (PTI), pero en la actualidad no se recomienda dicha denominación, ya que muchos de los pacientes no presentan el sangrado cutáneo característico: la púrpura.

Por otro lado, los mecanismos implicados en producir esta alteración sanguínea son tan diversos, que no existe un consenso para explicar la fisiopatología que la origina. Las manifestaciones clínicas de los pacientes con trombocitopenia confirman la gran variabilidad de factores involucrados.

Tratamiento de la trombocitopenia

En la mayoría de los casos, los pacientes presentan poca sintomatología y esta suele ser de leve a moderada. Por ello, se aconseja que el tratamiento de la trombocitopenia sea individualizado. Sdemás, la concentración plaquetaria no debería ser el único factor tomado en consideración.

Por otro lado, existe un consenso general sobre las metas que se plantean con las distintas opciones de abordaje disponibles. El objetivo principal es disminuir el riesgo de sangrado al incrementar el recuento plaquetario. No obstante, distintos estudios insisten en que no se debe intentar llevar este valor a límites normales.

Tal conducta sería una hazaña no solo innecesaria, sino perjudicial para el paciente. Ya que la calidad de vida también se cuenta como un factor importante en el tratamiento de la trombocitopenia. Y los efectos adversos no pueden ser mayores que los potenciales beneficios que ofrece la medicación.

Por tanto, la terapéutica no solo debe significar una mejoría de los síntomas y una disminución del riesgo de sangrado para el paciente, sino que también debe considerar el perfil de seguridad de las sustancias utilizadas para manejar el cuadro clínico.

Terapia convencional: ¿un tratamiento obsoleto para la trombocitopenia?

Los primeros intentos para controlar la plaquetopenia buscaban inhibir al sistema inmunitario. De esta forma, se entorpecían los mecanismos involucrados en la destrucción aumentada de trombocitos que se observa en la PTI. Sin embargo, este enfoque pone al paciente en una posición muy vulnerable, ya que incrementa el riesgo de infección.

Dentro de las pautas terapéuticas convencionales se encuentran las siguientes:

  • Corticosteroides.
  • Inmunoglobulina humana.
  • Inmunosupresores.

Asimismo, también se usan agentes quimioterápicos y antibacterianos. La esplenectomía (cirugía para retirar el bazo) es la última medida disponible.

Leave a reply