El autismo de alto funcionamiento puede confundirse con otras condiciones como el síndrome de Asperger, el trastorno obsesivo-compulsivo o el déficit de atención. ¿Por qué razón? Aquí te lo explicamos.

El «autismo de alto funcionamiento» es un término informal que no está descrito en los manuales oficiales de psiquiatría. Este concepto hace referencia a aquellos casos en los que la sintomatología es más leve.

Es decir, son personas que presentan un trastorno del espectro autista, pero tienen un nivel de funcionamiento cognitivo y conductual más alto, por lo que el impacto en la vida cotidiana es menor. El problema es que suele ser infradiagnosticado, lo que dificulta su tratamiento. ¿Cómo detectarlo? Te contamos todo al respecto.

¿Qué son los trastornos del espectro autista?

Los trastornos del espectro autista (TEA) son una serie de condiciones que afectan al desarrollo. Pueden provocar problemas sociales, conductuales y comunicativos.

En el pasado, las patologías que conforman este espectro se diagnosticaban como entidades separadas. Sin embargo, en la actualidad se utiliza este término para englobarlas. Según explica un artículo de Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, se incluyen las siguientes:

  • Autismo.
  • Trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otra manera.
  • Síndrome de Asperger.

Todas estas condiciones también afectan los intereses y la motivación de quien las sufre. De acuerdo con una publicación en USA Today, 1 de cada 35 niños padece un trastorno del espectro autista. Sin embargo, este se divide en varios niveles de acuerdo a su gravedad.

  • En el nivel 1 se clasifican aquellas personas que presentan síntomas leves. En él se incluye el autismo de alto funcionamiento, como explicaremos más adelante.
  • El nivel 2 hace referencia a aquellos casos que requieren más apoyo y terapias.
  • Por último, el nivel 3 se reserva para los casos más severos. Es posible que los pacientes requieran asistentes durante todo el tiempo.

Autismo de alto funcionamiento

El autismo de alto funcionamiento no se considera como una entidad dentro del trastorno del espectro autista. Ni el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) ni la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) lo consideran una subcategoría. Aun así, algunos científicos sí lo consideran diferente.

Es decir, tiene las mismas características que otros cuadros del espectro, pero sus síntomas son más leves. Como hemos señalado en el apartado anterior, podríamos englobarlo dentro del nivel 1. Además, el coeficiente intelectual suele ser similar al del resto de la población o ligeramente superior.

Hay quienes lo confunden con el síndrome de Asperger; sin embargo, en este último caso hay más dificultades respecto a las habilidades no verbales, la memoria visual y la percepción de las emociones. En cambio, los niños con autismo de alto funcionamiento tienen una mejor coordinación motora.

En este tipo de autismo existe un retraso importante en la adquisición del habla. Además, hay escasez de vocabulario, tendencia a balbucear y a repetir frases o expresiones y dificultad para comprender ciertos contenidos.

Síntomas del autismo de alto funcionamiento

Pese a ser una forma leve de autismo, presenta los mismos síntomas típicos de este trastorno. Por ejemplo, los pacientes tienen problemas para establecer contacto visual con otras personas.

Por otro lado, como lo detalla un artículo difundido en Indiana Institute on Disability and Community, las habilidades de comunicación están alteradas. Por eso, les cuesta captar las formas retóricas de hablar —como la ironía o el sarcasmo— al igual que entender los gestos.

Otros síntomas relevantes abarcan lo siguiente:

  • Dificultades para entablar amistades o relaciones amorosas. En general, tienden a ser desconfiados con los desconocidos.
  • Les cuesta comprender frases largas o responder de forma adecuada en las conversaciones. Aun así, suelen tener más habilidades comunicativas que en el resto de patologías.
  • En lo que respecta al rendimiento escolar o laboral, el impacto es muy variable. Algunas personas con este tipo de autismo son sobresalientes en las actividades que atraen su atención. Sin embargo, también es posible que sean incapaces de concentrarse.
  • Tienen tendencia a la depresión, la ansiedad y el estrés. Esto porque existe una gran ausencia de empatía hacia ellos y se sienten incomprendidos. Es usual que tengan conductas explosivas y un carácter muy irritable.

¿Cómo se diagnostica el grado de autismo?

El diagnóstico de cualquier trastorno del espectro autista puede resultar complejo. Es frecuente que el autismo de alto funcionamiento pase desapercibido o se confunda con otro trastorno. De hecho, en algunos casos, este no se confirma hasta la edad adulta.

El principal problema es que —en numerosas ocasiones— estos niños son diagnosticados y tratados para otras enfermedades. Por ejemplo, como si padecieran trastorno obsesivo-compulsivo o déficit de atención e hiperactividad.

De todos modos, lo normal es que cualquiera de los trastornos del espectro se identifique en los primeros años de vida. Los niños con autismo suelen tener problemas con el desarrollo verbal, las habilidades de comunicación y las interacciones sociales.

Por eso, alrededor de los 18 meses de edad ya aparecen signos que pueden orientar hacia este problema. Por ejemplo, se observan conductas anómalas a la hora de jugar. Son infantes que también tienden a tener una expresión limitada o ausencia de apego hacia otras personas.

De esta manera, el diagnóstico se suele hacer mediante la observación. También se pueden emplear algunos test específicos (como el test M-CHAT, que responde los padres) u otras herramientas.

¿Cuáles son los tratamientos disponibles?

Existen numerosos tratamientos disponibles para los trastornos del espectro autista. El tratamiento debe ser totalmente individualizado, en función de los problemas más característicos de cada paciente.

Además, debe ser llevado a cabo por un equipo multidisciplinar. Lo principal es que exista un buen apoyo psicológico, tanto para la persona afectada como para la familia.

  • Se suelen realizar terapias dirigidas a mejorar el habla. Aunque no se suele estar tan perjudicado este aspecto, puede servir para mejorar la capacidad de entablar una conversación.
  • La terapia ocupacional es otro de los pilares fundamentales del tratamiento. Con ella se busca mejorar la coordinación motora y las habilidades psicomotrices.
  • Se recomiendan sesiones de fisioterapia para mejorar el movimiento y el equilibrio.
  • Es posible que sea necesario recurrir al uso de medicamentos. En especial, si mediante la terapia o el entrenamiento no se consiguen controlar ciertos síntomas. Algunos de uso frecuente son los antipsicóticos, los antidepresivos y los ansiolíticos.

El autismo de alto funcionamiento no se considera un trastorno independiente

En síntesis, hay que recordar que en la actualidad el autismo de alto funcionamiento no se describe como una entidad en sí misma. Es un término que se emplea para hacer referencia a los casos leves de autismo.

No obstante, la sintomatología es similar, aunque sea limitada. El principal problema radica en la tendencia a confundir este trastorno con otras afecciones. Esto hace que se trate a un gran número de estos pacientes de forma inadecuada.

Además, es importante tratar de comprender que estas personas se enfrentan a numerosas dificultades en su vida diaria. Por eso, hay que intentar ser comprensivos y evitar las conductas de marginación.

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