La piel humana es más que una cubierta externa; es un órgano extenso vital para la supervivencia. Este es el plano de intercambio y conexión entre el medio interno y el entorno. En la misma reside un ecosistema de microorganismos beneficiosos para la salud. ¿Te interesa conocer la importancia de la microbiota cutánea en la salud de la piel?
Al igual que otras regiones del cuerpo, la piel cuenta con su propio microambiente único constituido por millones de bacterias, hongos y virus. La microbiota cutánea, también llamada microflora o microbioma, está formada por un conjunto de microorganismos invisibles que protegen al cuerpo humano de las agresiones exteriores.
En este sentido, es vital mantener un microbioma equilibrado para evitar un gran número de enfermedades y afecciones. Este ecosistema varía según la edad, el estado general de salud, el ambiente y la inmunidad de cada persona.
¿Qué es la microbiota cutánea?
El término microbiota hace referencia a una comunidad de microorganismos vivos pertenecientes a un nicho ecológico determinado, formado por especies estables y otras transitorias. La misma es indispensable para el organismo y mantiene una relación simbiótica o de beneficio mutuo con el cuerpo humano.
Este ecosistema está formado por más de 100 trillones de microorganismos distribuidos por todo el cuerpo. De hecho, su número supera hasta 10 veces a nuestras células e incluye al menos 1000 tipos de especies de bacterias conocidas. La piel es el órgano con la microbiota más grande, después del intestino.
Estudios afirman que las bacterias forman alrededor del 95 % de la microbiota cutánea, de las cuales el 60 % pertenecen a la familia de las actinobacterias y 25 % a los Firmicutes. Los principales representantes son los siguientes:
- Corinebacterias.
- Propinobacterias.
- Estafilococos.
De igual forma, es común la presencia de hongos del género Malassezia en la piel, cuya proliferación excesiva favorece a la caspa y a la pitiriasis. Es posible evidenciar parásitos, como los ácaros, en los folículos pilosos de la piel.
Existen algunos microorganismos que habitan toda la vida en la piel y forman el microbioma residente. Por otro lado, también existen un grupo de agentes transitorios que no residen siempre allí.
Microbiota cutánea residente
Son microorganismos denominados comensales, ya que sobreviven a expensas del huésped sin producir enfermedades. En general, son los encargados de atacar a los gérmenes extraños que intentan robar sus nutrientes o replicarse. Los más comunes son Staphylococcus epidermidis y Malassezia spp.
Microbiota cutánea transitoria
Esta flora se establece de forma temporal en la piel en función del ambiente, las condiciones climáticas y las actividades diarias. Los mismos suelen ser microorganismos inofensivos, principalmente saprófitos, que se alimentan de la materia en descomposición.
De igual forma, la microbiota cutánea transitoria también incluye a gérmenes patógenos oportunistas capaces de producir enfermedades cuando la inmunidad está deprimida. Uno de los más frecuentes es el Staphylococcus aureus, responsable de varias afecciones, como la celulitis.
Importancia de la microbiota cutánea
La microflora de la piel forma parte de la primera barrera de defensa del cuerpo humano contra agresiones y patógenos externos. En la actualidad, estudios afirman que existen microorganismos que participan activamente para alertar al sistema inmunitario de potenciales infecciones.
Este ecosistema evita que los gérmenes dañinos puedan multiplicarse, lo que reduce el riesgo de colonización e invasión. De hecho, las bacterias de la microbiota son capaces de producir sustancias tóxicas, llamadas bacteriocinas, destinadas a destruir a otras especies bacterianas.
De igual forma, los microorganismos de la piel juegan un papel importante en la modulación de la inflamación. Esto es resultado de una interacción continua entre el sistema inmunitario y el microbioma.
Según estudios científicos, el sistema inmunitario modula las exacerbaciones de la microbiota mediante péptidos, como la catelicidina. De la misma forma, las bacterias residentes de la piel tienen la habilidad de bloquear la liberación de mediadores inflamatorios.
Además, es uno de los pilares de la cosmetología y la medicina antienvejecimiento, ya que la microbiota cutánea es responsable de mantener la piel húmeda, suave y tersa. Incluso, reduce los efectos dañinos de los rayos ultravioleta (UV).
Por tal motivo, si el ecosistema de la piel está alterado (disbiosis), es más probable que se produzcan problemas como la dermatitis atópica, la psoriasis y la rosácea. Ante una disbiosis cutánea se comprometería la barrera de protección externa y aumentaría el riesgo de infecciones.
¿Dónde habita la microbiota cutánea?
Los agentes de la microflora están distribuidos en toda la extensión de la piel, con gran afinidad por los folículos pilosos y las glándulas, según refieren investigaciones.
Dentro de las regiones anatómicas con mayor volumen de microorganismos se encuentran las siguientes:
- Pliegues del codo y axila.
- Antebrazos y piernas.
- Debajo de los senos.
- Palmas y plantas.
- Entre los dedos.
- Ingle.
De igual forma, el cuero cabelludo, el cuello y el tronco son áreas ricas en glándulas sebáceas que promueven la reproducción y el crecimiento de la microbiota cutánea. Tal es el caso de algunas cutibacterias, ácaros del género Demodex y diversos hongos.
Variaciones de la microflora de la piel
La microflora de la piel comienza a formarse desde el momento en que nacemos. En caso de parto vaginal, el ecosistema cutáneo del neonato se abastecerá de la microbiota vaginal.
Por otro lado, en los recién nacidos por cesárea, este microambiente se forjará a partir del intercambio cutáneo con la madre y de la exposición al medio ambiente.
En la actualidad, se considera a la microbiota cutánea como un marcador único que varía en cantidad y contenido de una persona a otra. El mismo está influenciado por la edad, el sexo, la inmunidad, el pH, las hormonas, la humedad y la temperatura corporal. En este sentido, el pH del hombre suele ser más ácido que el de la mujer, por lo que estos tienden a tener un mayor número de microorganismos.
Factores que dañan el microbioma cutáneo
A lo largo de los años, investigaciones han demostrado que el uso excesivo de antibióticos, la higiene deficiente y el empleo de varios medicamentos pueden dañar la microbiota intestinal. Algo similar ocurre con la microflora de la piel.
En general, el uso de desinfectantes y jabones antisépticos es beneficioso, ya que reduce el riesgo de muchas enfermedades. No obstante, la higiene excesiva con productos químicos alcalinos puede causar disbiosis cutánea.
De igual forma, la falta de exposición al ambiente durante el crecimiento también genera problemas en la proliferación de la microbiota autóctona. Esto último promueve una menor inmunidad y un mayor riesgo de infecciones y alergias.
Estudios han demostrado que todo lo que afecte al microbioma intestinal también comprometerá la salud del ecosistema de la piel, producto el eje intestino-piel. Además, un factor que compromete ampliamente a la salud del microbioma cutáneo es el estilo de vida moderno.
El ambiente urbano favorece a una flora cutánea menos diversa y poco funcional. Un estudio reciente demostró que el exponerse al aire libre de forma rutinaria es beneficioso para la microflora de todo el cuerpo por la transferencia de microorganismos ambientales.
Recomendaciones para cuidar la microbiota cutánea
Es posible aprovechar la dinámica de cambio y renovación de la microbiota cutánea para reparar los posibles daños a través del estilo de vida. Algunas recomendaciones para cuidar la salud del microbioma de la piel son las siguientes:
- Usar probióticos bajo indicación médica para restaurar la microflora intestinal y cutánea.
- Reducir la frecuencia del lavado de manos, en especial con métodos agresivos.
- Emplear productos de higiene con un pH saludable de alrededor de 5,5.
- Mantener una dieta rica en proteínas, grasas buenas y vegetales.
- Evitar el consumo de alimentos procesados y ricos en azúcar.
- Practicar ejercicios 2 a 3 veces por semana.
- Consumir abundante agua al día.
- Evitar las situaciones estresantes.
Una barrea de defensa natural contra agresiones externas
La microbiota cutánea está formada por millones de bacterias, virus, hongos y parásitos que actúan como una barrera de defensa natural. En general, es un ecosistema equilibrado que aporta grandes beneficios a la salud.
No obstante, la disbiosis cutánea aumenta el riesgo de infecciones. Por tal motivo, es clave cuidar la flora cutánea.
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