La vulva es la zona de los genitales que se ve por fuera: labios mayores, labios menores, monte de venus… y la vagina es el tubo elástico que va desde la vulva hasta el cuello uterino. La vulvovaginitis es la inflamación de la vulva y la vagina, dicha inflamación puede ser secundaria a estímulos irritativos, alérgicos… y también puede ser secundaria a infecciones por hongos, bacterias… En la vulvovaginitis infecciosa, no tiene porqué afectar de forma simultánea ambas áreas (vagina y vulva) pudiendo cursar la infección con más vaginitis que vulvitis o viceversa. Las más frecuentes son la vulvovaginitis candidiásica y la vaginosis bacteriana. La primera es causada por hongos (cándidas) y la segunda por bacterias. Tanto en una como en otra se produce una ruptura del equilibrio beneficioso de las bacterias de la vagina (la microbiota vaginal). Cuando llega la edad fértil, el aumento de estrógenos provee a la vagina de un ambiente más rico en glucosa, y los lactobacilus del intestino migran y colonizan la vagina transformando la glucosa en ácido láctico lo que produce un ambiente ácido, estos lactobacilus y el ambiente ácido que generan son una barrera defensiva para evitar infecciones. La microbiota vaginal cambia por la influencia del medio ambiente: los cambios hormonales, la conducta sexual, hábitos higiénicos, nutricionales y el estado de salud general, la ruptura del equilibrio de la microbiota vaginal puede favorecer la aparición de infecciones.
VAGINOSIS BACTERIANA (VB): en la VB se produce un aumento del flujo, que se hace más acuoso y maloliente, a veces se acompaña de síntomas irritativos como: prurito o ardor en la zona vulvar. El mal olor puede ser más intenso con la regla o con las relaciones con eyaculado en la vagina pues tanto la sangre como el semen favorecen un ambiente más alcalino que favorece la liberación de aminas (sustancias volátiles que producen mal olor). La naturaleza de esta infección es compleja, pues no se trata de una única bacteria que produce una infección sino que se trata de un fenómeno polimicrobiano, en el que hay una ruptura del equilibrio de la mibrobiota vaginal con la disminución de lactobacilos y sobrecrecimiento de bacterias menos beneficiosas.
No es una enfermedad de transmisión sexual, pues se puede dar en mujeres sin contacto sexual con VB. Pero, por otro lado, la VB es más frecuente a mayor número de parejas sexuales, y está demostrada la presencia de bacterias características de la VB en las parejas sexuales masculinas de las pacientes, todo esto que sugiere un componente sexual en la transmisión de la VB. Algunos autores consideran la VB como una forma natural de respuesta a la relación sexual, donde el eyaculado eleva el pH vaginal en un intento de proteger a los espermatozoides de los efectos del ácido láctico, microambiente que favorecería la proliferación de la Gardnerella vaginalis, que podría ser la puerta para la del resto de elementos polimicrobianos.
CANDIDIASIS VULVOVAGINAL CVV: es una vulvovaginitis producida por la infección por hongos, concretamente las cándidas. En la vagina pueden convivir perfectamente estas cándidas con el resto de microorganismos sin producir ningún problema. Pero hay factores –factores relacionados con el exceso de estrógenos, exceso de azúcares o bajada de la inmunidad- que podrían romper el equilibrio de la microbiota con el descenso de los lactobacilus y sobrecrecimiento de las cándidas produciendo la vulvovaginitis candidiásica con sus síntomas desagradables como el picor, escozor, enrojecimiento y flujo grumoso parecido a la leche cortada.
Como ya hemos dicho, tanto en la VB como en la CVV existe una disminución de la barrera defensiva que proveen los lactobacilos, por tanto, para la prevención de estas infecciones es necesario fomentar el equilibrio de la microbiota con buenos hábitos higiénico-dietéticos, y en caso de infección, además de tratarla, repoblar la flora con lactobacilos para favorecer la recuperación y evitar nuevas recaídas. El ácido bórico es una alternativa segura y eficaz contra la VB y la CVV por sus propiedades antifúngicas y antibacterianas, además, acidifica el pH vaginal impidiendo el crecimiento de bacterias no beneficiosas para la microbiota vaginal. La combinación de lactobacilos con ácido bórico es una alternativa muy eficaz tanto para el tratamiento como para la prevención de la VB y CVV.